Cuento ganador 1er lugar de la provincia Guanentina del concurso de Cuento Mitos y leyendas de Santander de la gobernación de Santander 2020.
Guanito salta entre pequeñas piedras de la montaña recordando el viaje que lo había transformado… Hace un tiempo su comunidad vivía alrededor del cañón del Gallinazo, en su territorio veía como sus familiares se alejaban con grandes cantidades de maíz y volvía con mantas blancas suaves y con muchos dibujos sobre ella. Curioso pensaba que había un portal mágico que transformaba el alimento en algodón. Un día se levantó muy temprano y se fue en búsqueda del gran portal, tomo un puñado de tierra blanca hueso del cañón y comenzó a caminar. El primer lugar al que llegó encontró una cabuya de fique que amarro a su cabello, mirando al suelo en agradecimiento tomo un puñado de tierra amarilla y la guardo en su mochila. Siguió caminando y un olor no dulce, no agrio, no seco, más bien café, interrumpió su camino, unas hojas grandes de tabaco colgaban de los árboles y otras permanecían en el suelo, Guanito tomo algunas, media la puso en su boca y otras las guardo en su calzón, tomo un puñado de tierra naranja y la guardo en su mochila. El paisaje cambiaba a medida que caminaba, pero tropezó, una piedra redonda y grande sorprendió su viaje porque parecía tener la forma de un abanico tallada en la piedra. ¿Quién puso esto aquí?, ¿Por qué tiene esta forma? Se preguntó. Tomo la roca y la puso boca abajo sobre la tierra comprobando su relieve, después de jugar un poco, recogió un puñado de tierra negra y la guardo en su mochila.
¿Hacia dónde voy?, no encuentro el gran portal mágico. Se sentó y recordó que su comunidad comía unas hormigas grandes con alas cuando necesitaban proteína. Comenzó a caminar buscando y comiendo. Hasta que de pronto se vio enredado en una gran telaraña, pero no cualquier telaraña, era una telaraña con muchos hilos, uno al lado del otro, miles. En silencio escucho que algo se acercaba a una grandísima velocidad, asustado salto hacia atrás y paso frente a sus ojos un cilindro de madera, con la velocidad de un tren eléctrico dejando a su paso un hilo de muy largo. Con su corazón alterado, observo a todos lados y pensó…¿he llegado al gran portal mágico?. Sus oídos comenzaron a escuchar ritmos fuertes que se interrumpían con el paso del tren de madera, de pronto a lo lejos vio un hombre muy alto que venía dando zapatazos y acercándose lentamente.
Guanito miedoso de perder su tesoro, tomo la tierra de la mochila y la guardo en su gorrito de pelo, sin embargo, al ponerlo en su cabeza toda la tierra se rego sobre su cuerpo. El hombre se acercó ofreciéndole un poco de agua y guanito al ver su reflejo, escucho estas palabras: ¡Gracias por venir perdiz santandereana!
Nydia Teresa Rivera Capacho