Tan alegre que era

Nació sabiendo que tenía una enfermedad

No sabía cuál, pero la tenía.

Su mamá lo confirmó siempre, bautizó, primera comunión, confirmación. “Su mujer tenía que ser una enfermera” decía ella. Se casó con una mujer que podía sanar, pero con cuidado y amor.

Ahora tenía una familia: Hijos, hermanos, sobrinos, cuñadas, amigos, desconocidos a quienes sentía que debía cuidar a pesar de saber que estaba enfermo y de no saber de qué.

Estudió electrónica, en ese tiempo la educación a distancia era por radio y con cartillas. Con disciplina y práctica aprendió un oficio, un servicio y una forma de sanarse haciendo feliz a la gente que recuperaba sus televisores y radios.

En su mente estaba la felicidad de Camencita lavando la loza con el radio encendido, la felicidad de Manuelito con el disco de navidad, la felicidad de Teresita su esposa viendo la novela.

Cuando las cosas no funcionaban era como detener el tiempo de las personas, y lograr que funcionaran era como permitir que las cosas continuaran su curso.

Fue el primero de sus hermanos en comprar un carro y aprendió a manejar para llevar a su familia a todos lados, todos tenían que caber, el novio de la hija, el mejor amigo del hijo, el juguete, la olla, la ropa…todo.

Sentía que aún tenía una enfermedad y sin saber cuál solo siguió buscando lo que lo hacía sentir mejor.

Sabía que no tenía mucho tiempo, entonces quiso registrar la felicidad de las personas, compró una cámara de vídeo y se ofreció a grabar, quince años, matrimonios, piñatas, videos universitarios, bautizos, fiestas de año nuevo, ferias, todo lo que la gente mostrara felicidad.

Compró una miniteca para ver bailar a la gente, verla feliz.

Sin embargo, esa enfermedad comenzó a relacionarse con sus órganos, el miedo afecto su salud y comenzó a ver que ya no estábamos felices.

En sus fotos reía, pero sus ojos miraban fijamente a la cámara como deteniendo el presente.

Enfermo, Inmóvil en su cama miro a Teresita y picándole el ojo, vio su sonrisa, la que pienso grabo para siempre.

Se fue dejando muchos registros en video de la felicidad de nuestras vidas, de la felicidad de muchos, y su enfermedad, la que nunca supo que era, pero no lo dejaba ser feliz, fue su motivo de vida para alejarnos de ella. Cada vez que pensamos en sentirnos así, los videos grabados nos recuerdan la dosis de felicidad que nos hace inmunes.  

En memoria de mi padre Gilberto Rivera Zabala, mi padre, pionero en tecnologías de grabación en Pamplona – Colombia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Awesome Works
Awesome Works

Related Posts