PLANO
Shantal es una niña de 27 años. En el espacio delimitado que habita donde los segundos son como latigazos encargados de enfatizarle el plano temperamentalmente tenso y vacío; su cuarto.
Tal vez sea creíble la necesidad de tomar un punto convertido en plano para dar origen a una nueva línea y con él, otro punto para no dar espacio a la posibilidad de desvanecerse en el intento. Es la soledad que se olvida de que somos humanos.
Shantal va renaciendo de luces eléctricas en sillas eléctricas, de besos neufragantes en besos infragantes. Esta es la historia de la niña a la que un punto en el papel, se le volvió plano, muy plano.
Cuando Shantal conoció a Camila, se odiaban. Era la tensión gráfica, dos elementos en direcciones contrarias. Pero…En esta terminación abierta, no muertos, ni vivos impidieron que sucediera. Shantal conoció el amor.
Brillaba en el firmamento mientras intercambiaban bacterias en sus salivas. Un beso que suele volverse sello de privacidad, aunque el sobre sea trasparente. Más tarde, Camila también lo hizo. En su grado intentaron darse una sonrisa, de esas que dicen: lástima no haberte conocido mejor.
FUENTE Y TEXTURA
Como los constructivistas, esporádicamente Camila veía a Shantal sin darse cuenta de la naturaleza que les unía. Al encontrarse se preguntaban las pendejadas que una quiere saber cuándo todos desaparecen. Tal vez para ver hasta donde se delimitó su plano, o para no saber que de su punto nunca salió una línea. Lo cierto es que de saber… puntos suspensivos, se fue creando una amistad.
Funciones más tarde, descriptivas o etéreas, las lágrimas poco a poco caían sobre las cucarachas que salen en las gradas de los parques. Con las lágrimas en ritmo asociado con los golpes, Camila se desplomaba. Y desde ese momento, su vientre se comenzó a abultar, a llenarse no solo de hueso y carne, sino de odios, de tristezas, de sueños muertos, de hojas quemadas.
Dos años después, quien bañaba las cucarachas era Shantal, en las mismas gradas del parque. Un día, mientras un papel fecundaba con tinta china en su sueño, Shantal dormída veía como se esparcían líneas rojas que dibujaban cuatro letras. Paradójicamente, más tarde se enteró de que la persona que le robó el inseminador, el sello que una vez creó bajo el amor que brillaba en el firmamento, era dueña de dichas iniciales.
Convirtiéndose en un punto en movimiento, creó una línea imaginaria hacia el museo donde presentaban obras de teatro. Como la luz tridimensional impresionista tal vez ocasionada por las lágrimas de sus ojos, captó un instante fugaz que alteró temporalmente las cosas. La puerta entrecerrada invitaba a lo escondido. Cuando Shantal decidió entrar, los claroscuros desaparecieron y el escenario se llenó de claridad anunciando el final de la obra.
Y allí estaba…
Los amaneceres muertos, las canas, las ojeras, los desayunos podridos, las noches frías, las oraciones olvidadas, la sonrisa seca, él y la violadora de su sello.
Aunque el vientre abultado de Shantal le impedía correr, (más otras cosas más), lo hizo.) Él, una mancha que mancho su plano halándola del cabello; creó un ámbito contenedor, una forma de integridad maltrecha. No la dejo ir, pero la condenó a implantarle la libertad del alma eterna.
Esa noche Shantal recordó a Camila; Camila era la advertencia del futuro que nunca lo logró ver.
Entre amaneceres muertos y noches frías, se germinó la semilla. Entre desayunos podridos y oraciones olvidadas, se desvanecía el amor que su corazón producía.
PUNTO SOBRE PAPEL VIRGEN
Shantal diseñaba interiores de casas. Como la Maestra María Teresa Hincapié Ochoa, les daba cada sitio especial a las formas de apariencia orgánica, al resultado visual con líneas limites como si todo viniera de una misma matriz.
Y mientras lo hacía soñaba en compartirlo de una manera Infrahumana.
Una mañana fría, de cuartos grises y pétalos negros en el pavimento, de agua en la mesa de noche, de rosario en la cabecera de la cama, ubicada y situada en el lado derecho de la puerta de entrada, (para no tener la opción levantarme con otro pie), de pantuflas en el suelo, una mañana en que uno se levanta cantando: hoy me levanto y no quiero[1]…es cuando desearía que el alma de Hincapié, estuviera a mi lado, que me dijera al oído: te comprendo[2]:
Y después de este único despertar, tomara mi mano y camináramos alrededor de la habitación encontrando el punto de fuga para estacionarnos y ubicar un norte por dónde empezar de nuevo[3].
Me gustaría que me ayudara, luego a clasificar las pocas pertenecías que me rodean para darles la importancia y el espacio para cada uno; mi caja de recuerdos, mi pedazo de cordón umbilical, o más bien de mi mamá, el de mi hija ¿o el mió?, cartas, cinco camisetas, una chaqueta, tres sostenes, tres calzones, un espejo, un bolso grabado de malos recuerdos, un conejo que me regalaste, una rana que aún hace “croac”. Y una caja llena de fotocopias ya manchadas por la humedad de mi cuarto[4]. Ojala en una maleta colocáramos todo y nos fuéramos a ver la vida, a peregrinar, a ayunar, a orar, a entrar en un almacén de la calle y nos abrasáramos llenándonos de labial y palabras prohibidas, de hacer lo prohibido viable, de llenar de besos las vitrinas[5],
Estas Ahí…me enseñas arte-vida[6] Mi arte es vivencia, mi vivencia es una búsqueda con arte. Cada cosa, desde abrir los ojos hasta cortar las venas es escena, es acto sentido, sí se logrará hacer cada movimiento en el ser humano como un acto sentido, no se haría daño, porque si yo siento la otredad[7] ya haría parte de los cinco sentidos.
Luego pensaba en los contrastes y la sensibilidad de las superficies, en los territorios que ocuparían ese espacio, Y esa noche de nuevo dormía sola.
Y un día sucedió…
Se fue, dejó la mitad de su ropa prometiéndole a Shantal, volver por ella.
En el interior de su casa se sentía la ansiedad en las paredes blancas por llenarse de cuadros. La locura de los platos por llenarse de comida. El hambre de las bolsas por llenarse de basura. Los ojos de su hija por llenarse de besos de buenas noches.
TEXTURA
La línea punteada de la buseta tomaba la calle del mercado, luego pasaba por la Universidad central, bajaba al terminal, llegaba hasta la curva de los adioses, fuera de la ciudad para retornar. Tomaba la ruta que lleva a la parte alta de la Universidad, llegaba hasta la estación de la bomba que queda vía a Bucaramanga y luego iba por la antigua piscina del Barrio “El Buque”. Pasaba por varias partes del barrio Santa Marta y bajando pasaba por la casa de Shantal. Ella pensaba que era preferible dañar sus riñones en la buseta, que ver los ojos de la gente preguntando como ritmos asociado a los golpes; ¿qué pasó?, ¿qué pasó?, ¿qué pasó?.
Al llegar, recostó su hija en su territorio de la cama y al ver en sus ojos la limpieza de la vida, añorada devolverle la tranquilidad que ella recibió cuando era pequeña. Pero por más que lo deseara, ningún ser humano puede devolver el tiempo.
Esa mañana, tarde, noche, amarilla, azul, negra; los ojos de Shantal se agrandaron más y más. El fluido lagrimal hacía parte de su vida cotidiana como comer o dormir. En esas amarillas, azules y negros días, la hija de Shantal con solo año y medio, tomaba las riendas de su vida, despertándola de vez en cuando, de acuerdo a sus necesidades.
Punto – Línea, Punto – Línea
Cuando la hija de Shantal se quedaba en la casa de sus abuelos, parecía ser el ámbito contenedor para pensar en su territorio caracterizado por tener la intención de dividir espacios. Entre ellos sus moñitas de cabello, la tilde de Líder en su hoja de vida. Pero terminó regando la ceniza del cigarrillo en el sobre todo de la cama.
Esa noche, la neblina paseaba por las baldosas del parque. De nuevo Shantal con visión impresionista captó un instante fugaz que alteraba temporalmente las cosas. Más cerca notó que los Piel Roja producen más humo que de costumbre, pero estaban felices.
Esas noches en que luchamos por la magia de la forma, una de las configuraciones perceptibles era Damián, un caleño al que el devenir en su dimensión de soporte le enseño a vivir solo; al que una extranjera le enseñó a ser libre, aunque nunca lo hizo perceptible. Solo fue una persona más al que la vida bohemia le enseño a dejar a otros a mitad de camino, con la línea inconclusa, con la punta del pie en el abismo.
En la estructura rectangular donde habitaba, Shantal, Damián y otros personajes se llenaron de Porshted head, de una tinta y de té campana, de calentado de almuerzo y mucha paz. Damián le obsequia a ella un tejidito de 36 cms, con hilos acerados al que le llamaban “solitarios”, que entre otras cosas le dio un sentido para ser el sello de “persona sin nadie que lo quiera”. Esto me trajo la imagen de un amigo que se tatuó una lágrima en el ojo. El sentido era que la depresión casi lo mata su esposa lo abandonó con tres meses de embarazo y con la ilusión de ser padre, pero si, inútilmente complaciente. El tatuó su ojo, Shantal prefirió cortarse.
A veces Shantal se preguntaba si Damián era un buen amigo.
Trataron de dormir, pero la película, la flor, el frío, la neblina, y la soledad disfrazada; competían con el cansancio.
Creando una mancha después de la línea y el punto. Shantal conoció a Javier. Así decía llamarse. Salieron una noche y al siguiente día ya le estaba llevando la ropa a su apartamento.
No lo permitió, pero se preguntaba ahora, Alias “Javier”, era un buen amigo.
Esto estaba mal… Empacó sus maletas y se fue…
Su vida ya parecía un mapa de Transmilenio. Punto – línea, punto línea, punto línea.
VOLUMEN
La expresión “escasitamente” puede ser: muy poco en diminutivo, para otro puede ser alguien de mente escasa y para otro puede ser una casita que vive en la mente. Depende del tipo de papel o contexto.
Las ciudades son como una caja de tachuelas. En fin… Shantal llegó a la ciudad donde tenía cuatro amigos: la primera volumetría era un taxista el cual le enseñó un poco de psicología para criminales, el amor a primera vista y que las formas de apariencia orgánica a nivel de los griegos, si existen: moreno, ojos verdes, corpulento, con platica, casero, trabajador, sofisticado y artista. La segunda forma de integridad maltrecha, era un marihuanero, bazuquero, bóxer, pepas, heroína y cuanta cosa no le permitiera recordar la soledad y el desperdicio de vida que tenía. Pero a pesar de esto tomó la custodia de su hijo desde los tres meses de nacido, cuando su mamá lo abandonó. La tercera forma de característica, consistente, era un viejito al que le gustaba coleccionar licores del mundo y vender obras de arte por internet.
Y la cuarta frontalidad ficticia era el papá de su hija, pero solo aparecía por teléfono, eso era igual que nada… entonces dejémoslo en tres.
Así se devolvió Shantal, dejando tres quesos en maduración en la ciudad de las infinitas mujeres.
De vuelta en su ciudad, conoció a otra configuración perceptible, un extranjero quien le enseñó que la luz y el volumen de las noches, tenían nubes azules bidimensionales. Que caminar con la mirada alta es ampliar el espacio. Que cuando un ser querido se va, el dolor es mejor compartirlo. Me delató la sonrisa.
Los seres humanos pueden tener vidas paralelas. Eso fue lo que confirmó Shantal mientras escuchaba en un contenedor bípedo, contar su historia de desamor. Lo más extraño era que vivian en la misma ciudad, viviendo la misma traición, en el mismo lugar. Él le dijo. ¿Tú eras la del cuento del museo?; la pregunta le supo a vinagre con gasolina. Después la respuesta tenía sabor a menta; ¿y tu eres el novio de la que estaba en el museo? Y con el mal sabor de boca se rieron juntos.
Luego él decía con el vino, el vinagre y la gasolina en la boca: Pero tu problema fue muy duro. Y ella igualmente respondía: No, tu saliste peor. Yo pienso que los dos eran gravemente dolorosos y dañinos. Las dos heridas desprendían una sensación cortante, como latigazos de medusa. De textura porosa y filosa.
Shantal y su nuevo amigo terminaron la noche negra abrazados, mirando exactamente la misma obra de teatro que se presentaba aquella noche en la que Shantal abandonó embarazada. Solo que ahora la mirada impresionista, captó un instante lento que altera temporalmente las cosas.
RITMO
El boceto era el siguiente: En la nevera habían cebollas largas podridas y mucho hielo. De qué le serviría a Shantal saber arreglar los interiores de las casas si ya nadie lo quería.
Bueno, en esa época liberaron a Ingrid Betancourt. Todos las familias agradecían a Dios tal vez creándose en la cabeza toda una estrategia de cambio en Colombia; o tal vez pensando que las personas ya no van a sufrir más. La gente debería cargar su propia cruz y ya. Que no le toco cruz sino tela pues felicidades, pero cuando nos metemos en el territorio del otro es donde comienzan los conflictos. Lo cierto es que Ingrid se fue del país.
Pero ahora, sigamos… aún no se resolvía el caso del bogotazo, ni de Jaime Garzón. El Pibe siguió comiendo papas y se hecho un poquito de fama con una pelea en un partido.
Esta regularidad compleja tenía posibilidades dinámicas, incluso estructurales, pero no lo que la regularidad tomaba ritmo. La cosa era que Uribe, el presidente, le había dado por no dejar estudiar a niños menores de cinco años en establecimientos públicos. Esto proporcionaba entonces dos opciones:
O su hija se la pasaba todo el día viendo T.V. rodeada de piojos, malas palabras, suciedades, enfermedades y demás cosas que se ven donde cuidan los niños, o lo mismo, pero en colegio privado e increíblemente más caro.
Cuando Shantal estudiaba, aprendió varias cosas que le fueron útiles para el momento. Enseñaba porcelanicron, pintura country, bordados, manicure, peinados, con ligas, pero todo con un toque de su antigua vida.
Entonces ya se pudo botar la cebolla de la nevera, meterle su ajito, su tomatico, su cebollita cabezona, y luego más tarde su carnecita y su pollito.
Pero del estudio, de su hija tocó esperar un añito más.
INFINITA LINEA
El círculo vicioso de Shantal comienza a convertirse en un punto del cual designaba comenzar algo pero a la vez carecía de direcciones. Las pupilas parecían dilatarse más en las personas que se acercaban a ella y le preguntaban: y qué, ¿no volvió? Ella con el “no” en los ojos, se pegaba su traguito de vinagre con gasolina pensando: – Si, no volvió.
Una noche de navidad, se realizó un encuentro de puntos en movimiento, mientras todo se garabateaba en la sala, Shantal y su mamá hablaron mucho. Casi todo.
Ella se quedó ahí unos días. Esos días permitieron que su hija se volviera el dibujo que revelara su personalidad real y quitar los puntos que le rodeaban. Esto le dio la felicidad, convenciendo a toda su familia de brindarle un apoyo más grande. Ella un poco más tranquila, se quedó.
ESPIRAL
Cuando Shantal entra en su cuarto, vio su cama de madera, su escritorio, su portarretratos, se sentó en la cama esperando que su papá entrara a buscarla. Él había fallecido ya hace cinco años atrás. Bajó la mirada al piso que muchas veces vomitó. Miraba la grabadora, el portalápiz, como reproduciendo una cadena de imágenes, independientes de recuerdos. Apagó la luz, Su interior tomó color rojo escarlata. La rabia se conecta directamente con la neurona creando ceratonina desbordando una cadena de agresión hacia la naturaleza muerta que habitaba en el territorio deshabitado de Shantal. Todo se llenó de una relación directa con la apariencia de lija gruesa elaborada con el metal menos corrosible conocido.
Tenía rabia por haber perdido su pequeña familia, por haber actuado con el corazón por encima de la razón, porque su vida se encontraba en un punto sin dirección, porque toda ella era un desastre, por no saber ser mala e irónicamente tampoco sabía dar amor, por poner la otra mejilla, por tener solo ropa usada.
Paró un momento a ciegas, buscó una entrada de claridad que tuviera la sensación de volumen y prendió la luz. Cuando vio los volúmenes ficticios, sintió una extraña sensación de impotencia frente a lo irrecuperable materialidad del sentimiento. Más allá de dañar su propia vida y en parte la de su hija, haber dañado las pocas cosas materiales que le había quedado. El existencialismo iniciando en su cabeza como mezclado con el fluido sanguíneo y recostada en la cama colocó un arma corto punzante en el cuello, pero la cobardía tal vez y el pensar en la gran mancha de sangre que podría producir tal decisión, le hizo arrepentirse. Entonces con una corbata que le había regalado el papá de su hija, se hizo un nudo en el cuello. Lo apretó y comenzó a sentir como la respiración salía por un conducto diminuto de los pulmones a la boca, una extraña presión del cuello cabeza, como una vejiga llena de agua, los sonidos desaparecieron y solo escuchaba como su corazón latía rápida y fuertemente dentro de sí.
De pronto vio la imagen de su hija y de su padre. Entre el humo y todos sus desequilibrios, pensó en hacer todo lo posible para que mientras pudiera, alejaría de la vida de su hija todo lo que a ella le había hecho tanto daño.
Con mucho esfuerzo movió sus dedos, luego su mano y con ella soltó el nudo, en unos segundos los sonidos volvieron, el aire entró como empujado con una jeringa y aunque un poco mareada y mucho dolor de cabeza, se levantó arrastrándose, tomó un papel y escribió.
Tosía y tomaba aire, como un ave intentando aletear, como una imagen cruda pidiendo ser realidad. Un pez en un charco de lágrimas. Soltó su largo cabello recogido en trenza, se arrancó la piel de sus labios secos, arrancó el dolor del alma. Pensó: – solo me estoy adaptando.
Comenzó a recogerlo todo, lo organizó tal cual fuera parte de su trabajo, cada cosa era especial y había que darle su lugar.
Cuando termino todo era muy ordenado. Tanto que se volvió un encierro en sí misma, una cadena de cosas que solo le llevaban al mismo círculo sin salida.
CLAROSCURO
El vino con queso que Shantal pudo saborear en el salón del Museo de Arte Moderno de la ciudad, le dio tres vueltas y la exorcizó. Su rostro se tornó ferroso, y sus gestos se tornaron un tanto cuadrados.
Tal vez era la tarde rojiza, donde el sol parece despedirse del día en do sostenido. Esa noche pareció que el sol nunca se fue. El fuego como conjunto de pulsaciones, el agua de panela con anís y medio litro de aguardiente rebotaban como las palabras de jóvenes artistas que ofrecían descansos a la labor estudiantil artística.
Eran tantas líneas encontradas que los enredos entre dos o tres eran inconscientes.
Estos encuentros hacían que Shantal se viera acompañada por momentos y también no dudar que el arte era parte de la sangre que corría por sus venas, aunque se alejara por culpa de la situación económica. Cada vez que ella trabajaba, observaba sus manos y les agradecía toda su vida, todo lo que era. Ella tenía unas manos que serían una inspiración para cualquier pintor del renacimiento.
El primer encuentro entre lápiz y papel fue despertar con un beso en la frente. El sol se dividía por los agujeros de la ventana formando líneas rectas hacia diferentes puntos de dos cuerpos desnudos. Él le dijo: – Bienvenida tu llegada y ella sonrió… todo el día.
Fueron a los museos, crearon huellas de sucesión inexploradas por las calles que normalmente transitaban. Montaron 13 obras en una Galería. Palabra tras palabra la vida y su filosofía. Fue la primera vez que Shantal escuchó decir: perdona, te descuidé un tiempo, pero no volverá a pasar. También fue la primera vez que Shantal permitió mostrar la valoración del color en otra persona, sin sentir vergüenza. Ver unos ojos de color verde esmeralda con una capa de tul transparente de vino claro, de la pupila se desprendieron rayos cafés contrastando con el espectáculo de luces.
La tarde fue cayendo y el mar que rodeaba esta isla se fue desapareciendo. El la acompañó hasta el bus. Ella se fue por infinita vez. Siempre te tienes que ir –él decía- Al día siguiente despertó abrazando la almohada.
LINEAS INTERRUMPIDAS
A veces creo que la línea roja que se desliza por el cuerpo interno femenino viene directamente de la sangre podrida que el corazón expulsa. En la familia de Shantal había mujeres a las que solían llamarles “las muñecas” porque parecían de colección.
Una línea era curva, fue quien ejecutó la gestión de tener un novio que le ayudara con su familia. Sus cánones faciales casi perfectos llamaban la atención de sus pretendientes, pero solo uno, se quedó para ser su compañía y su apoyo.
Otra línea era recta, una mujer de estatura de reina. Es la más inocente pero dura mujer que había conocido. Es una combinación entre Marina Abramovic y Marta Traba. Era también curva por su nobleza por apoyar a su familia le hizo cambiar un poco su destino.
Otra quebrada. Parecía esas muñequitas fresitas que aromatizaban los carros. Con el cabello negro, lacido, capul, ojos verdes, bueno… No necesitaba tatuajes porque tenía un lunar que solo le hacía falta el Alice in Chaens de Jose Antonio Suárez para ser un grabado majestuoso. Ella tenía un matrimonio en poligamia subordinada y sucias navidades. Una línea roja quebrada.
Y una línea punteada. Ella parecía una mínima de Velásquez, Tiene una sensibilidad tan grande que podría controlar con gran facilidad, la mente del artista. Los puntos acumulados le producen nervios, pero creo que de ella viene el gusto por el diseño de interiores de Shantal.
UNIÓN DE RITMO SIMÉTRICO
Entre las palabras escritas y empantanados días Shantal se enamoró.
Tal vez era la necesidad de volver a creer en la posibilidad de una buena persona. El conjunto de pulsaciones cada vez más dinámicas le hacían creer que vivír todas estas cosas, fue enfrentarse con las olas, donde conoció tiburones, estrellas y más que todo las hermosas pero peligrosas medusas. Shantal, leía en momentos de inspiración, donde el relato se vuelve tan palpable que las palaras sentidas pasan al presente y literalmente cruda se lanzan con agresión al escritor.
Un libro que leía Shantal, causo en ella curiosidad de quién era el príncipe que lograba tal estado de excitación en ella. Retrocedió unas páginas y montada en la intuición que había atrapado por un arrebato, se garabateó cuando vio dos años seguidos separados por un guion. Coloco su cabeza en la almohada y cerrando los ojos mentalizó una apariencia extrema y táctil que nuevamente la cobijaba.
Un día leyendo el periódico, encontró un punto parando instantáneamente el corazón de papel de Shantal. Mientras se expandía en su dimensión de aporte, ella leía sobre el homenaje que se realizaría para esos días. Algo de ese desequilibrio y crudeza de lanzarse a la vida hasta morir era lo que dilataba sus pupilas. Para cuando comenzó a leer a Andrés Caicedo, tenía los primeros síntomas de nubosidad en los ojos que ocurren cuando se enamora. De nuevo desarrugaba el corazón en una persona que nunca conocería.
Según ella, Rafael, Andrés y los demás muertos sienten lo mismo y por eso la cuidan tanto.
ZIGZAG
Un día Shantal se despertó con un dolor en toda la zona que se dilato durante su embarazo. Aunque Shantal trabajaba y mantenía su mente ocupada, siempre sus lágrimas tachaban las líneas que se formaban en su rostro. Era inevitable esa sensación de soledad que le recordaba su condenado corazón al abismo de los inciertos. Cada vez más abajo, una persona muy cercana a ella le llevo a un psiquiatra. Los antidepresivos convirtieron a Shantal en dos personas, una que mantenía casí dormida por las calles y otra que la hundía en lo profundo de sus sentimientos. No sé cuál era peor. Su hija sentía como ella estaba en cuerpo, pero no en mente. Ella salto la línea prohibida y abandono todo intento de mejorar su estado anímico con medicamentos. Ella por primera vez tomo una decisión por encima de los demás y tomo una decisión para ella misma. Comenzó a buscar otras, personas, darse a conocer para tener una mejor vida.
[1] Mano Negra. día luna, día pena.
[2]“Cuando me levanto y solo puedo tropezarme contra las paredes, ahí empieza a doler la vida, veo como todo está diseñado para el vicio, para la insensibilidad y para el miedo, para el ocio inerte, ni un árbol para sembrar cada día, ni una cebollita, y todos tan gordos, tan rebosantes de salud y de seguridad. ”fragmento de María Teresa Hincapié; en un artículo de: JOSÉ HERNÁN AGUILAR .
[3]Hincapié crea en 1989 Punto de fuga, en que a partir de un foco único caminaba y volvía recuerdo físico muchas líneas imaginarias. (TEXTO: JOSÉ HERNÁN AGUILAR . María Teresa Hincapié)
[4]Una cosa es una cosa, en que sacaba muchas cosas de una raída maleta de viaje y las colocaba en un inmenso rectángulo. Ropa, comida y objetos decorativos baratos conformaban los elementos cuidadosamente desempacados y guardados de nuevo por Hincapié. (TEXTO: JOSÉ HERNÁN AGUILAR . María Teresa Hincapié)
[5] En Vitrina (1990), Hincapié utilizó una inmensa ventana para pintar con detergente su propio cuerpo y dibujos ya de carácter más caprichoso; el toque final era tan fino como conmovedor: un beso de lápiz labial. (TEXTO: JOSÉ HERNÁN AGUILAR . María Teresa Hincapié)
[6] “Una cosa es una cosa”, obra paradigmática de esa relación arte y vida que caracteriza todo el trabajo de María Teresa Hincapié, consiste en la disposición silenciosa, metódica y obsesiva de objetos cotidianos en una área considerable y durante un periodo aparentemente interminable de tiempo.( José Roca. Bogotá, Febrero de 2000. Los espacios y las cosas
El mundo interior de María Teresa Hincapié
[7] La otredad es el aceptar que nuestros derechos van hasta donde comienzan los del otro.